domingo, 22 de noviembre de 2009

Mi ROL de esta semana

Ha consistido en buscar información y colgarla en el blog del grupoo y en mi blog individual. La información que he podido extraer ha sido la siguiente:
PRIMERA NOTICIA:JOVENES TRABAJADORES: Doscientos millones en todo el mundo. Eso, al menos, dicen las estadísticas oficiales, las que manejan los analistas laborales. Pero sólo es un cálculo muy optimista de la OIT, el organismo que sobre el papel se encarga del control, la inspección y la denuncia de este cáncer social.

En verdad, el número de niños menores de 15 años -la edad mínima de incorporación al trabajo estipulada por la OIT- obligados de por vida a trabajar por la simple supervivencia, es una de las vergüenzas sociales del planeta.

Nadie está a salvo. Ni el mayor gigante económico del mundo, Estados Unidos y sus despreciables políticas económicas, entre otras, está libre de pecado (no sería ésto algo de lo que tampoco se libre).

Pero los países del llamado sur económico -África, Asia, Latinoamérica- donde la llaga del trabajo infantil es más profunda y dolorosa. Decenas de millones de niños entre 4 y 15 años, casi desde que pueden tenerse en pie, se ven despojados de su infancia y obligados a centrar su existencia en la búsqueda diaria de sustento. De hecho, la misma OIT estima que el 11% de la población activa de Asia -44 millones sólo en la India- y el 17% de la de África están constituidos por niños menores de 15 años.

SEGUNDA NOTICIA:PADRES JOVENES: No es que los chicos sean caprichosos, es que los adultos les están pidiendo cosas imposibles, según un estudio reciente que demostró que el 83,5 por ciento de los padres sobreexige a sus hijos, pero no en términos académicos sino en cuestiones sociales, como portarse bien.

Al parecer, los padres jóvenes son los que piden actitudes menos acordes a la edad de sus hijos, informó hoy el diario Clarín. En realidad, no se trata de no educar a los chicos sino de pedirles cambios en su actitud que sean acordes a su edad.

Por ejemplo, algunos padres piden que sus hijos de menos de cuatro años no los interrumpanmientras ellos hablan por teléfono, algo muy difícil ya que hasta los cinco años se espera que el chico reclame toda la atención de sus mayores, aunque tenga que gritar y hacer berrinches para conseguirlo. La situación sólo logra que el 72 por ciento de los padres acabe perdiendo el control y castigue físicamente a sus hijos (o sea, les de un "chillio").

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